domingo, 6 de febrero de 2011

Paradoja del mal menor

He encontrado aquí la paradoja del mal menor que pongo a continuación:
Tengo que elegir entre A y B.

- A me jura que me sacará los ojos.
- B me asegura que sólo me sacará uno.

Yo pienso: Con un ojo todavía puedo ver. Elijo B, y me quedo tuerto.

Nuevamente debo elegir entre A y B.

- A promete sacarme el ojo que me queda y arrancarme además la lengua.
- B, siempre más morigerado, me tranquiliza diciéndome que sólo me sacará el ojo que antes me había perdonado.

Reflexiono. Me quedo ciego, pero, por lo menos, aún podré hablar.

Elijo, pues, a B.

Sucesivas elecciones terminan con el resultado que se puede prever: ni ojos, ni lengua, ni manos, ni pies...

Lo gracioso del caso es que mi elección ha sido siempre, no sólo legítima, sino verdaderamente racional y razonable.

Pero, no es necesario decirlo, algo ha fallado.
Tengo la sensación de que el PP a veces lo único que hace cuando gobierna es ir asentando o dar por sentado las leyes del PSOE. El PP se ha convertido en un PSOE de velocidad más baja pero que no apunta en una dirección propia, sino en la misma.

A veces el PP hace gestos o guiños a posturas católicas como por ejemplo cuando Rajoy afirmó que si llegaba al poder derogaría la ley Aído del aborto libre. Yo me pregunto ¿hay algo detrás de esta afirmación? La respuesta que aunque me gustaría que realmente esta afirmación fuese un paso a favor de la defensa de la vida creo que no es así. En primer lugar porque una cosa es lo que se dice, otra lo que se pone en el programa electoral y otra lo que de verdad se hace. Y en segundo lugar porque derogar la presente ley para sustituirla por la anterior o alguna parecida ya se ha demostrado que es inútil. Para no liar más la cosa y en un intento de aplicarme el principio KISS mostraré la siguiente gráfica:


Creo que en este punto y en muchos otros como votantes es preferible tener cuidado puesto que los políticos se publicitan a través de ciertos gestos o acciones de cara a la galería que no tienen nada que ver con su intención real.

Y si extrapolamos lo que ha ocurrido en otras ocasiones con otras cuestiones como el divorcio el resultado no puede ser más nefasto: la sociedad aceptará como normal el aborto, quizás incluso como método anticonceptivo.

Entonces, ¿el asesinato de miles de seres humanos inocentes es un mal menor?

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