martes, 8 de febrero de 2011

Hablemos de Derecho (I)

Es habitual que alguien cuando piensa o habla de Derecho refiera a unas leyes bien compiladas, que mientras no sean violadas den la certeza interior de que se está viviendo en paz, de ser un buen ciudadano. Aristóteles, en su Política, descubrió la aporía de tal afirmación: "Es posible ser un buen ciudadano sin poseer la virtud que nos hace hombres de bien". Dicho de otro modo, se puede ser un buen ciudadano y ser moralmente reprobable. La razón de esto es que el Derecho Positivo, el derecho que regula las relaciones sociales entre los ciudadanos, no siempre es adecuado, no siempre hace un bien al ser humano. Es el maquiavelismo legislativo, la ley del resultado; la ley que no busca el bien del ciudadano, sino el propio interés del que gobierna --por ejemplo: "deroguemos la Nueva ley del aborto para contentar a unos y, así, ganar las elecciones; pero no deroguemos la anterior, pues descontentaremos a otros y jamás gobernaremos". La víctima es el ciudadano.
No por ello, el Derecho Positivo tiene que ser eliminado. Éste es necesario para el buen funcionamiento de la polis --como diría el estagirita. ¿Cómo, entonces, el Derecho Positivo puede darle la virtud al ciudadano para hacerle un hombre de bien? Solamente, reconociendo algo que es anterior a él, algo que es anterior a toda legislación humana. Hablo del Derecho Natural. Este Derecho responde a la pregunta qué es el ser humano.


2 comentarios:

  1. Francamente ineteresante tu entrada, venga pon pronto la segunda parte que me he quedado con ganas de más.

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